Margarita: «Las fotos de mis nietos. Tengo una buena colección de fotos de todos mis nietos que ha ido creciendo y que puse en el taquillón de la entrada para presumir de nietos con las vecinas.»
Una abuela orgullosa
Fermín: «Junto a la puerta tengo un paragüero antiguo, que trajeron mis tíos de un viaje a Londres. Me he mudado varias veces y aunque está viejo siempre viene conmigo.»
El sentimental
Mª Luisa: «Tengo un cuelga-llaves ho-rro-ro-so de Recuerdo de Fuengirola, regalo de mis suegros…»
Esa espinita clavada
Laura: «Pues tengo un enorme espejo barroco que compre en el rastro de Madrid, y si no me doy ahí el último retoque antes de salir es como sino me faltase algo.»
Manías
José Carlos: «Junto a la puerta tengo un centro de cristal donde dejamos las llaves. Hasta que las oigo caer ahí de nuevo, no tengo la sensación de haber terminado el día.»
Y más manías
Miguel y Luis: «Tanto si llegamos a casa como si nos vamos, lo primero y lo último que vemos son a nuestros perros (Poco y Coco) montando jaleo.»
Las mascotas
Carolina: «No tengo nada, es una entrada espaciosa con una escalera. Queríamos que la entrada de casa fuera abierta y diáfana.»
La minimalista
María: «Junto a la puerta de casa me esperan siempre mis zapatillas, porque cuando llego lo primero que estoy deseando hacer es quitarme los tacones.»
Hogar dulce hogar
Carmen: «En la casa de mis abuelos, había muchas plantas y geranios porque la entrada era a través de un patio. Yo también tengo plantas, más modestas claro, en la entrada de casa»
La sentimental
Fernando y Paquita: «Tenemos unas fotos de la primera comunión de los chicos, que ahora que son mayores, están empeñados en que las quitemos (risas)»
Con sentido del humor
Daniel y Elena: «Tenemos un buda enorme de madera, que Daniel compró en Vietnam en el viaje de novios.»
Los viajeros
Rafa: «Junto a la puerta de casa tengo mi bici. He puesto un anclaje en la pared para poder colgarla y no tener que dejarla fuera»
El deportista
Alejandra: «En la puerta de casa hay un armario para guardar las cazadoras, que da miedo abrir porque está lleno de trastos de los niños…un día no sé que me voy a encontrar ahí cuando cuelgue el bolso»
La máma
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